¿Es consecuente ser un fan de la gestión del cambio –por necesario en la coyuntura actual- con ser un fan y un “aplicador” de la prudencia?
Sí, sí…. Categóricamente. Como decimos, en esta época, ¿os parece sostenible en el tiempo seguir haciendo las cosas como hasta ahora? Nooooo. ¿Es prudente pensar en cambiar para ir a mejor? Sííííííííí.


Grandes pensadores y profesores te dirán siempre que la virtud más importante en un líder es la prudencia, pero: ¿Ser prudentes es suficiente para ser un buen líder……..? Pues tampoco,…. pero es muy necesario.
-“Al peligro con tiento y al remedio con tiempo”. Esta frase es del genial Baltasar Gracián  en su “Arte de la Prudencia” , y nos lleva directamente a las dos situaciones que se me antojan críticas en nuestras empresas de hoy día.
Por un lado, esta crisis nos hace vivir situaciones “peligrosas” para  nuestras firmas: perder un cliente, generar problemas con las  personas de nuestros equipos, incluso, y en más ocasiones de las que podríamos desear, hasta poder peligrar en firme la propia continuidad y futuro de la empresa en sí son cada vez efectos más comunes en nuestro día a día. (Hasta las más antiguas y asentadas compañías no están exentas de estos peligros – a las tan dolorosas pruebas me remito – estos últimos años). Es decir, podemos concluir que, hoy por hoy, hay verdaderos dramas acechando a la vuelta de las decisiones que nos toca tomar como líderes de nuestros equipos.
Por otra parte, y siguiendo con la frase de Gracián, si tenemos que poner un remedio a algo que nos ha salido mal o que tenemos que mejorar o incluso tomar una decisión que conlleva un salto de calidad  para nuestro negocio, el tiempo debe ser nuestro más fiel aliado, siempre teniendo en cuenta que no existen soluciones “milagrosas” como el crecepelo y que las decisiones a la ligera no son ni fieles ni compañeras aconsejables. Ya veis que ni siquiera menciono aquí las decisiones alocadas, aquellas que tomo aún a sabiendas que no me llevan más que al abismo, pero que –autoengañándome-  creo que son necesarias y que debo de llevarlas a cabo por un apremio ante una tesitura adversa (generalmente me llevan a otra tesitura, que es hermana de la anterior por adversa a su vez) .
Así, mis buenos líderes, os invito a que llevéis a cabo un experimento. Por favor, desterrad las prisas, las decisiones aceleradas, las parálisis dentro de los departamentos  y la falta de alternativas  y abrazad la virtud de la prudencia.
Os veréis más serenos, os verán más dominantes de vuestro papel de gestores, tendréis más tiempo para pensar porque no os angustiará la toma de las decisiones, el futuro se verá sin exigencias imposibles de conseguir, tendréis incertidumbre de la buena, no de la mala que equivale a la denostada palabra miedo,  la confianza aumentará en la organización, esto hará que se extienda  la buena armonía entre los equipos, las sinergias se multiplicarán exponencialmente y ,cómo no, los objetivos empezarán a multiplicarse.  Es, en definitiva un fenomenal reconstituyente para nuestras cuentas de resultados.
Sé lo que estáis pensando,  es difícil, pero lo necesitamos en todas nuestras organizaciones, y a su vez, nos servirá de entrenamiento para nuestra vida personal. Porque el hábito se hará virtud, con lo que ya tenemos “gratis” otra buena dosis de vitamina para la convivencia con los nuestros. ¿Qué cuesta intentarlo? Acepta el reto, nos va mucho en ello.

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