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Muchos CEOs se quejan cuando hablamos con ellos que sus equipos no están motivados, que no tienen afán de mejora, o que no demuestran iniciativas propias para empezar nuevas cosas dentro de las organizaciones.

Honestamente, después de toda nuestra experiencia, debemos decir que es verdad en  muchos casos. En muchas de nuestras empresas no existen equipos “con arranque”, con ganas de salirse del guión, de avanzar en caminos no explorados antes, de tomar riesgos que lleven a nuevos modos de hacer las cosas, nuevos productos o nuevas líneas de negocio dentro de las sociedades en las que trabajan. Es cierto, los empleados en muchos casos se acomodan, no quieren implicarse, bien por decisión propia o en otros casos porque son tapados por sus jefes con frases como : -“ A ti te pagamos para que trabajes, no para que pienses”.

 

En el diagnóstico por lo que parece coincidimos todos. Otra cosa es en la valoración del mismo. Hay muchos CEOs que no les importa nada esta realidad, a otros les parece incluso bien que su gente no se involucre de esta manera para no tener que cambiar el statu quo de la empresa y los sutiles equilibrios que se dan en nuestros ecosistemas empresariales y un número reducido, pero creciente está empezando a alarmarse por ello.

Quizá eres de los que se ven indiferentes como responsables de empresas en estos asuntos , o de los que incluso prefieren empleados que no se metan en cosas ajenas a su día a día, en definitiva, que no molesten mucho, que no hagan ruido y que no “se salgan del guión”.

Nosotros te respetamos, pero….. ¿estás seguro que en el contexto actual, las empresas van a crecer a base de una gestión “tradicional “ en la que los cada vez más preparados empleados que las pueblan van a aceptar el “ordeno y mando” de unos cuadros directivos en muchos casos menos preparados para entornos complejos como los actuales que esos propios empleados que están al pie del cañón , que se relacionan con los clientes de la empresa, que manejan los  activos que generan la producción ( y que son propiedad del accionista al que hay que retribuir) que luego venden las propias sociedades  o que son los que generan los servicios que nos compran y se relacionan con nuestros proveedores? ¿No son ellos los que más saben de nuestro negocio, sector, competencia..etc? No sería lógico darles un altavoz para hablar, un cauce para expresarse y en definitiva, una herramienta  para crear valor para la empresa, en definitiva para el accionista?

 

Lo decimos, porque en los momentos en los que el CEO tiene que mirar hacia atrás hacia sus equipos y exigirles , cuando la cuesta de la gestión se empina y hay que buscar capacidad de respuesta en entornos hostiles, complicados y con un alto grado de volatilidad, para que esos cuadros de empleados te ayuden a tomar correctas decisiones, si no se les ha dado tradicionalmente la capacidad de explayarse, de hacer y pensar de manera diferente, no lo harán. Sencillamente, es imposible que lo hagan de la noche a la mañana.

O bien porque mirarán hacia el cielo y no se arriesgarán – no arriesgarán su status quo al que tú les has habituado- o bien no podrán hacerlo, porque como no lo hacen nunca, lo que te trasmitan no será lo que necesites.

No se llega a la excelencia por casualidad, se debe de trabajar en ello, se debe ejercitar, y aprender, tomando riesgos calculados y aprendiendo todos a equivocarnos, el que se equivoca y el que debe aceptar la equivocación de los que tiene debajo como parte de las reglas del juego.

La buena noticia es que se puede aprender, y trabajar. El intraemprendurismo, con método, con sistemática te ayudará sin duda, Tú líder tienes en tu mano gestionarlo, implementarlo, merece la pena, acepta el reto.  Nos va mucho en ello. ¿Cuándo empezamos?

 

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