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Hoy vengo decidido a darte un poco más de trabajo, querido (intra)emprendedor. Lo siento, pero creo que debo advertírtelo, porque este punto es crucial. A las noches de desvelo macerando esa idea que es genial, a los días sin poder estar con los tuyos puliendo los problemas que se te han generado en los primeros momentos porque había muchas cosas que afinar, a la descoordinación propia de los pioneros con sus nuevos equipos… A todo ello, debo decirte que se une otro gran reto: si no comunicas la idea y los éxitos o si no influyes en la organización para obtener lo que precisas, no habrás conseguido nada….. O muy poco, que son sinónimos en este campo.

 

 

 

Hay muchas ideas que se quedan en el terreno de las ideas y no pasan a ser nuevas líneas de negocio o nuevas empresas porque no se desarrollan de manera correcta, o porque los que la van a llevar hacia delante no son capaces, pero la mayoría que fracasa lo hace porque el emprendedor no ha sabido hacerse influyente dentro de su organización o ámbito social para poder llevarla a cabo. En ambientes populares se suele decir que no se puede amar lo que no se conoce, y en los empresariales me atrevo a decir que lo que no se comunica no existe, porque así es imposible que influya en la organización.

Pero comunicar no es sólo salir como un pregonero y decirlo a los cuatro vientos en medio de la oficina. En realidad la comunicación, si no se hace de manera inteligente, influyendo en los demás y en el entorno es como una semilla que se siembra en terreno baldío.

Hoy no quiero entrar a enumerar los modos y maneras que tenemos de ser influyentes dentro de nuestras organizaciones y / o entornos, cada uno debemos de buscar las palancas y las herramientas debidas en cada momento y circunstancia. Hoy quiero que valores lo que estás perdiendo si crees que este campo del (intra)emprendurismo es secundario o no importa.

Por un lado, el primer y más evidente riesgo es que la idea que estás trabajando se puede perder en el proceso de su creación. Hay gente que opina que para que una buena idea germine, muchas deben quedarse por el camino. Yo sólo estoy de acuerdo con ellos si esas ideas que no germinan son inútiles. Pero, si son necesarias, es decir crean valor, yo soy de los que no quiere que se pierda “ni una”. No estamos en esta época sobrados de palancas que mejoren las cuentas de resultados de las empresas ni de nuevas empresas que creen empleo para nuestra sociedad.

No comunicar la idea puede hacer que, en un momento dado una ayuda necesaria, o un recurso preciso en un momento dado no se aplique a tu idea. Tú (intra)emprendedor, ensimismado en tu mundo “ideal” puedes pensar que lo necesitas más que otro en tu entorno u organización, pero la falta de comunicación del valor que crea tu idea hace que otros se beneficien de esa situación. (Quizá porque ellos sí han comunicado, y por ende influido en los que tienen que tomar la decisión).

Por otro lado, como (intra)emprendendor, no estás libre de que te pongan el cartel de fracasado en tu entorno o tu empresa si tu iniciativa (intra)emprendedora fracasa. Piensa que, si no has comunicado la idea lo suficiente, y fracasas, directamente nadie sabrá la causa del mismo, que en muchas ocasiones no es achacable a ti. Pero el desconocimiento –todos los sabemos- hace que las organizaciones y los entornos busquen un culpable, y ese es el (intra)emprendedor. Esto es letal, porque en muchas ocasiones impide que este vuelva a arriesgarse con otra idea, en estos casos la pérdida de valor a futuro es brutal.

No obstante, yo seguiré tratando dentro de las organizaciones en las que esté de intraemprender y de ayudar a que los otros (intra)emprendedores comuniquen e influyan a su alrededor. Gracias a todos por intentarlo, una vez más. Ya sólo me queda pediros a los demás que aceptéis el reto, porque nos va mucho en ello.

 

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